Reconozco que tengo miedo , miedo a escuchar aquello que no quiero oír, miedo a sentirme pequeña y llorar como eso, como una niña pequeña, mientras de que se me escape lo que no quiero que sepas.
Que no descubras aquello que no puedo confesar, aquello que me hace sentirme así
No, no tengas miedo. Coge tu arco, enfila tu flecha y ¡dispara! Es la mejor ocasión para ¡hacer blanco!
ResponderEliminarPero, antes de nada, ACEPTA LA REALIDAD. Las cosas son como son ¿o no?
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Tus palabras me han recordado a Diana la cazadora.
Eliminarun saludo y gracias por pasarte y comentar
ResponderEliminar8
Nada que hacer cuando la soledad
te muerde la nuca, verdad?
El amor es el más duro juez.
No admite testigos.
El poseso no tiene salvación,
podría sonreír
llorar
ir a nuevos sitios
pensar que allí no hay fantasmas
pero se engañaría.
Tarde se comprende que en el amor
algunos juegos no deben ser iniciados.
Demasiado fraseo,
itinerarios no sostenibles,
bofetadas irreparables que pasman la aurora.
¿Será posible otra realidad distinta
de estos azotes?
(DE mi libro: "Desvanecencias".)
Azotes?
Eliminarun saludo