La verdad es que ya estoy perdiendo la paciencia. Cada vez que voy a clases tengo la desgracia que suban al autobús los "niños musicales". Sí esos que utilizan el teléfono como si fuera un mp3 para escuchar música, pero a todo volumen, así nadie podrá decirles que son egoístas.
Imaginar la escena, 8.30 de la mañana, autobús a reventar y de repente,lo ves subiendo con el móvil en la mano y ya piensas, ya me ha tocado la bono loto! Y no te equivocas, comienzas a oír los berridos que salen del bendito aparatito, que dicho sea de paso diré que yo no creo que ni ellos mismos puedan escuchar bien, porque entre la gente que habla (en tono alto muchas veces), el ruido del tráfico y la mala calidad de algunos de esos aparatitos,dudo que lo escuchen con claridad, pero lo que si hacen es hacer insoportable el recorrido que hago esos días.
Pero el otro día me llamó la atención una cosa, venía el "niño musical" con su lolailo a todo volumen, pero de repente en una parada baja el volumen del mismo, sin que nadie le haya dicho nada. Al principio no le hago mucho caso al asunto, más bien respiro aliviada, pero luego a estudiar la situación me doi cuenta que en dicha parada subieron otros chicos escuchando música, pero utilizando auriculares. Y es que vamos a decir, eran de gustos musicales distintos. Creo que entre ellos había algo así como un acuerdo tácito de "no me toques la narices con tu música y yo no te doi dos tortas", jaja .
Yo no sé si los distintos grupos eran enemigos o no, lo que si sé es que mis oídos agradecieron que esos otros chicos subieran al autobús, porque pude terminar mi recorrido sin tener que aguantar el grillo que antes había.
Hoy voy a clases espero no encontrarme con ninguno, pero lo dudo pues van a un cole un poco especial, que está un poco más arriba de donde yo estudio, así que nada a tener paciencia, ya les contaré.