Ahí estaba él buscándola entre la gente, quería encontrarla pues sentía una necesidad urgente de tenerla frente a él.
Y ahí estaba ella sentada en una terraza viendo con él la buscaba entre la gente, quería gritarle: "estoy aquí" ! . Trataba de no perderle de vista a la vez que escribía un mensaje en su móvil para indicarle donde estaba.
Al final él la vio y una sonrisa se dibujó en su rostro.
Y ahí estaban ellos sentados uno frente al otro, con ganas de tocarse, de besarse, de sentirse, de mirarse... Él no podía disimular lo nervioso que estaba, parecía un niño pequeño, cuando reía su cara se ilumina y ponía cara de niño pícaro y travieso .
A ella le gustaba verlo ahí sentado sabiendo que quería besarla y que no podía hacerlo, sabiendo que ella quería que la besara, pero sabía también que no podía ser.
Hablaron, rieron, se miraron, entrelazaron sus manos, acariciaron sus dedos y dejaron volar su imaginación de lo que les gustaría que pasara.
El reloj corría, que malo es el reloj a veces.
Llegó la hora de la despedida, charlaban mientras caminaba hacia la salida del centro comercial, donde cada quien tomaría el camino que le correspondía.
Pero... Pero... de repente él se detuvo, la apartó del paso de la gente... atrajo su cuerpo junto al suyo y la besó. Fue un beso largo, tan largo como fue la espera..
Y ahí estaban frente a frente después del beso... deseando ahora mucho más!