Bueno he hecho un alto en la atención a la familia, porque no quería dejar de contarles que ha vuelto "El desparramado".
Si así como lo leen, después de una extraña desaparición ha vuelto a escena y con su sello de identidad, que no es otro que empujar para entrar de primero al vagón del metro y luego tirarse cual saco de patatas al suelo y poner una pierna en Cuenca y la otra en Sevilla.
Pero ayer eso no fue todo, normalmente voy de pie en el metro ya que luego voy a estar muchas horas sentada, pero ayer como iba muy cansada decidí sentarme, para mi desgracia me tocó al lado uno de esos hombres que por lo visto la entrepierna tienen que tenerla expandida, con lo que se sientan como el espararramado , con una pierna en Cuenca y la otra en Sevilla.
Consecuencia de tal manera de sentarse, que estaba acorralada pues aunque trataba de arrimarme lo más posible hacia un lado, su pierna por lo visto tenía un imán a la mía y se pegaba.
Yo hacía como cuando se duerme con alguien que ronca, que te mueves y que... disimuladamente para que la persona se despierte y deje de ronca, cuando en realidad lo estás haciendo con toda la intención de que se despierte y te deje dormir.
Bueno el asunto es que yo me revolvía en mi asiento, hasta que mi paciencia se acabó, que no crean Uds, que tardó mucho en agotarse y con un: bueno y un empujón en la pierna lo aparté.
El susudicho dijo algo así como disculpa, pero a los 5 minutos volvió a lo mismo. Le eché una mirada asesina y creo que entendió el mensaje, jeje.
Yo sigo sin entender porque ciertos hombres se tienen que sentar de esa manera, no respetando el espacio de las demás personas y más cuando la persona que está a su lado es una mujer.
En fin! que se me hace tarde y todavía me tengo que duchar, así que ya les iré contando mis andazas en el metro.